La ciberdelincuencia alcanzará cifras sin precedentes en 2022, según las conclusiones de un estudio de PwC, elaboradas a partir de la percepción de empresas de todos los países, un 50% de las cuales prevé un repunte en los ataques informáticos para los próximos trimestres. Una medida de defensa básica en redes domésticas, públicas y laborales es implementar la seguridad WiFi WPA2 y WPA3.
Este protocolo de seguridad, cuyas siglas aluden a Wi-Fi Protected Access, comenzó su andadura en 2003 con la primera versión de WPA, cuyas múltiples vulnerabilidades derivaron en el temprano desarrollo y lanzamiento de WPA2 en 2004. El objetivo de ambos era proteger las redes inalámbricas y prevenir el acceso no deseado a los datos transferidos a través de dichas redes.
La seguridad de internet WPA2 contaba con una mejoría notable: el AES (Advanced Encryption Standard), que fortalecía el cifrado de datos entrantes y salientes de redes domésticas. Además, este protocolo contaba con dos versiones, adaptadas al entorno en que serían utilizadas: (1) ‘WPA2 Personal’, que actúa como escudo contra el acceso no autorizado a la red por medio de una clave determinada por el propietario de la misma, y (2) ‘WPA2 Enterprise’, más sofisticada que la anterior, pues además de brindar esta medida de protección, se ocupa de verificar la identidad de los usuarios de la red a través de un servidor dedicado.
La vigencia de WPA2 llegó a su fin el enero de 2018, cuando el protocolo de seguridad WPA3 entró en escena con el propósito de pulir muchas de las asperezas de su predecesor. Así, la tercera generaciones de WPA cuenta con sistemas de cifrado más efectivos (concretamente, SAE), los Protected Management Frames (PMF) y mecanismos avanzados para burlar los ataques de diccionario, esto es, la acción de bots que comprueban aleatoriamente miles de contraseñas posibles, hasta identificar por descarga la del usuario.
Sin embargo, ni siquiera el protocolo de seguridad WiFi WPA3, ha logrado reducir a cero las brechas de seguridad en empresas. Año tras año, la entidad Wi-Fi Alliance, que promueve la tecnología Wi-Fi desde 2002, viene reconociendo nuevas vulnerabilidades en la tercera versión de WPA que comprometen redes inalámbricas en entornos domésticos y corporativos.
Por consiguiente, además de disponer de la mejor seguridad WiFi WPA3, se recomienda modificar las credenciales de acceso de la red, pues la contraseña asignada por defecto puede ser insegura. En su lugar, se establecerá una contraseña de 20 a 30 letras, con mayúsculas, números y símbolos especiales (&, %, $, etcétera).
